Mi trabajo se ha desarrollado en
los últimos seis años en la escultura figurativa -casi hiperrealista- en materiales como el barro o resinas industriales. Los resultados siempre
han sido minuciosos hasta la obsesión y destacan entre otras cosas la
monumentalidad y la teatralidad al momento de exhibir los materiales.
En esta ocasión desarrollé una
escultura que surge de pequeños estados de ocio, de dibujos automáticos que realizo cuando hablo
por teléfono o estoy en una conversación
donde mi participación es esporádica.
Los dibujos muestran un patrón de líneas que se van
consolidando como una estructura fuerte de finas trayectorias interconectadas
que generan un patrón geométrico y laberíntico que posteriormente se transformaron
en una serie de ensayos tridimensionales; primero en piezas de barro que no
tuvieron la suficiente estabilidad para
permitirme representar la idea lograda con mi dibujo , y luego para
optar en segunda instancia, por
materiales más bien industriales de uso
doméstico como los tubos y codos de bronce. En este material encontré un
espléndido medio para lograr los resultados que buscaba, logrando una pieza
tridimensional muy alejada de mi trabajo principal y sin ninguna pretensión
intelectual que nació de la intuición y
de la observación de estructuras
generadas desde mi subconciente.
Esta pieza me ha permitido hurgar
en las estructuras digamos arquitectónicas de una escultura, logrando con esto
una compresión más abstracta de la masa y la tridimensionalidad escultóricas,
algo así como la eliminación de la piel de la escultura principal para llegar a
la esencia de las piezas.
Ramsés Ruiz
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